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La velocidad con la que el mundo se mueve hoy día nos ha obligado a tener pausas para poder lograr una mejor calidad de vida. La alimentación consciente hace parte de una tendencia que busca mejorar nuestras prácticas alimenticias en la cotidianidad.  

El mindfulness y la alimentación

El mindfulness es la práctica de tener atención plena en el presente, estar en cada momento que se vive. Esta forma de llevar la vida ha sido integrada a occidente desde hace más de tres décadas con el gran objetivo de “prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento prestando interés, curiosidad y aceptación”, así lo enuncia Jon Kabat-Zinn referente mundial del mindfulness.

Quienes practican mindfulness utilizan técnicas de meditación heredadas del budismo, con el fin de ser conscientes de cada momento que se vive y conectarse así con el interior de cada quien. La meta es vivir en tranquilidad, agradeciendo y sobre todo, sin juzgar lo que se vive.

Qué es la alimentación consciente

Bajo la perspectiva del mindfulness se desprende la alimentación consciente o mindful eating, una forma de alimentarse bajo la plena consciencia y en donde todos los sentidos (visión, olfato, gusto, tacto, oído) intervienen, ya que se relacionan directamente con el hambre y la saciedad. La alimentación consciente es la sabiduría del mindfulness puesta al servicio de la nutrición.

Comer sano y ser consciente de ello

Las rutinas arrastran la conciencia a un vacío en círculo. Comemos porque “nos toca”, porque sentimos hambre, pero no somos conscientes del proceso y de la importancia de cada alimento que consumimos y de los beneficios que estos traen a nuestros cuerpos.

Para implementar una alimentación consciente queremos darte 5 consejos que te ayudarán a comer sano, como también a darte cuenta de la relación entre alimentación y salud.

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1. Alimentando tu mente

Controlar el peso tiene una relación con la selección de alimentos, prestar atención al tipo de comida que elegimos, como la actividad física que realizamos, pero más allá de ello y según Thich Nhat Hanh, autor del libro “Savor: Mindful Eatig, Minful Life”, para tener cambios corporales, debe existir un trabajo en nuestros pensamientos.

El objetivo es tener una mente “bien alimentada” que ayude a mantener la dirección de una buena alimentación y una alimentación consciente que comprenda por qué antes tenías una relación distinta con la comida y por qué hora estás cuidando tu cuerpo.

2. Consciencia en comer sano y saludable

En el mindfulness la respiración consciente es clave para la conexión entre mente y cuerpo, es parte de un proceso de bienestar sincrónico, en donde hay un beneficio físico y espiritual.

Ahora bien, lo mismo debe suceder en la alimentación consciente. Los alimentos proporcionan nutrientes y energía para nuestro cuerpo; sin embargo, al tener un estado de consciencia hay beneficios adicionales que repercuten no solo en el aspecto físico, sino emocional.

3. Elecciones saludables

Una buena alimentación parte de una selección saludable de “materia prima”. Alimentos saludables que aporten lo necesario a tu cuerpo y aquí es clave eliminar mitos. Comer sano no significa eliminar carbohidratos y grasas para dejar solo proteínas, vegetales y frutas, significa construir una dieta que incluya lo que tu cuerpo necesita.

Consumir carbohidratos más saludables como los presentes en cereales integrales, legumbres, verduras y frutas enteras; disminuir los menos saludables como los procedentes de alimentos y bebidas azucaradas. Comer bien comienza en el momento en que adquieres tus alimentos y al ser consciente de ello podrás disfrutar de una dieta sana.

4. Entiende el hambre

Jan Chozen Bays, creadora del programa Mindful Eating Conscious Living señala que el hambre se contempla en siete distintos tipos:

  • Hambre visual: los antojos al ver algo que nos provoca
  • Hambre olfativa: las provocaciones de un pan recién horneado
  • Hambre bucal: aquella que sentimos por ansiedad y necesidad de morder
  • Hambre estomacal: es la que sentimos en nuestros órganos cuando el estómago está vacío
  • Hambre corporal o celular: las necesidades energéticas del cuerpo. Se siente después de hacer ejercicio
  • Hambre mental: viene del conocimiento adquirido con los años sobre lo que “debemos y no debemos” comer
  • Hambre del corazón: la que está ligada a las emociones, tanto positivas, como negativas

Al tener una alimentación consciente somos capaces de identificar el tipo de hambre que sentimos y estaremos en la capacidad de elegir en qué momento comer y en qué momento no.

5. De la teoría a la práctica

Alinear mente y cuerpo al momento de comer se puede llevar a la práctica tal y como si fuera un ejercicio de respiración y meditación.

Una forma de hacerlo es tomar dos frutos secos (nueces, maní, arándanos) en tus manos, observarlos, analizarlos en todo sentido y luego llevarlos a la boca por separado. Siente la dimensión de cada uno, su textura, mastica y comprueba su sabor. Te darás cuenta que no hay un fruto igual que otro, por lo tanto la experiencia siempre será diferente.

¡Anímate a ser más consciente de tus hábitos a la hora de comer y verás grandes diferencias en tu estilo de vida!

Buena alimentacion

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Redacción: conestlecontigoco

Fecha de publicación: Lun, 11/10/2021 - 17:21

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